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Laston - Elorah Productions
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Sunflowers Family

El principito del orfanato

"Fue el tiempo que pasaste con la rosa lo que la hizo tan importante" (Antoine de Saint-Exupéry, le petit prince).

Días antes de adviento llegó a nuestra casa un principito negro, frágil y luminoso. Parecía haber caído de otro planeta. Poco a poco se transformó en la persona más importante de nuestra gran familia. Se llama Laston y tiene siete meses de edad; el planeta de donde viene se llama "muerte y miseria". Quand vous connaitrez l'histoire de ce bébé, vous comprendrez mieux le pourquoi du nom de cette maudite planète.

La abuela de nuestro pequeño príncipe había perdido una nuera hacía ya tres años. Falleció días después de haber dado a luz a un muchachito. La comunidad del pueblo de Munema, donde vivía la difunta, me pidió buscar un lugar para el bebe huérfano. Las hermanas de Madre Teresa de Calcuta respondieron positivamente a mi llamado y se prepararon a recibir al niñito. Pero cuando ya estaba de camino para Munema, me avisaron que la abuela del bebe había decidido quedárselo. Meses después supe que desgraciadamente el bebe había muerto. El 24 de abril del 2015, la hija de la misma abuela dio a luz a mellizos: nuestro Laston y una niñita. Diez días después, la madre murió y la abuela se encargó de los dos bebes. Al poco tiempo falleció la niña. La abuela se esforzó por mantener en vida al varoncito pero por falta de recursos parecía que la criatura iba a seguir el mismo camino que su madre y su hermanita.

Frente a este cuadro de miseria y muerte, la comunidad del lugar me pidió recibir al bebe en nuestra casa. En un primer momento la abuela se opuso rotundamente. Entonces, la líder de la comunidad llamó al padre del bebe. Después de la muerte de su esposa, él se había retirado a su tierra natal, cerca de Livingston a unos 600 kilómetros de Munema. Convencido de que su suegra no tenía los recursos para atender a Laston, él dio su consentimiento para que su hijito viniese a nuestro hogar. La abuela tuvo que aceptar la decisión, aunque de mala gana. Como nuestra casa se encuentra cerca de Munema (más o menos una hora de caminata), ella nos prometió visitar a su nieto de vez en cuando.

Al llegar a nuestro centro de las Flores de Sol, Laston lucía muy apagado: pesaba solamente siete libras; su pelo amarillo, sus ojos muy hondos y su barriga hinchada eran señales claras de malnutrición. Obviamente, este niño no estaba acostumbrado a beber leche y tenía que contentarse con un poco de harina de maíz diluida en agua tibia. Si bien todos los muchachos y muchachas de la casa se alegraron por la llegada del bebe, Natasha se sintió desplazada y expresó sus sentimientos con unos gritos regados por lágrimas. Cuando yo le pregunté lo que le pasaba, me miró a los ojos y en lugar de llamarme "papa" como siempre, me dijo "boss" (jefe). La tomé en mis brazos y traté de explicarle que el nuevo llegado era su hermanito y que le tocaba darle mucho cariño. Entonces le puse al bebe en los brazos y mirándolo se puso a sonreír.

Todos y todas tuvimos que organizarnos para asegurar que Laston se sintiera como en su casa y pudiese superar la malnutrición. Mama Alice, quien hacía dos años había perdido su último hijo al ser mordido por una víbora, se encargó de coordinar los esfuerzos. Dos muchachas y dos muchachos se turnaron para alimentar al niño, bañarlo y cambiarlo. Me encargué de comprar leche y todo lo que un bebe necesita para crecer. Dos días después de su llegada, lo llevamos al hospital de la ciudad de Kabwe. Un médico lo examinó y diagnosticó lo que ya todos sabíamos: Malnutrición. Regresamos a casa y seguimos lo mejor posible todos los consejos del profesional. Pero al día siguiente, en la madrugada, mamá Alice me anunció que el bebe había tenido diarrea toda la noche. Sin demorar un minuto, tomamos de nuevo el camino de Kabwe y. después de ver al médico, dejamos a Laston en las manos de las hermanas de Madre Teresa de Calcuta para que éstas cuidaran de él durante unos días.

Hace dos semanas la abuela vino a visitar a su nieto. Una gran sonrisa iluminó su cara cuando se dio cuenta de que el muchachito había adquirido algo de peso y que todos los habitantes de la casa lo cuidaban con mucho cariño. Lastón ha cambiado nuestra vida, él es la prioridad de todos nosotros, le dedicamos mucho tiempo. El es como la rosa del principito del autor francés Antoine de Saint-Exupéry quien, en su libro, expresa por qué una persona llega a ser tan importante para otra: "Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante".

La navidad 2015 tuvo un sabor muy especial: En este bebe huérfano, Dios se hacía presente entre nosotros; a través de los ojitos negros y brillantes de Laston, el altísimo nos decía una vez más que la alegría verdadera sólo se consigue cuando uno se pone a los pies de los más débiles. ¡Allí y sólo allí nos encontramos con Dios! Allí y sólo allí podemos vivir en paz! ¡Allí y sólo allí, podemos celebrar la navidad! Al iniciar este nuevo año, mirando a nuestro último llegado, no me canso de pensar que Dios siempre nos regala personas especiales que alimentan nuestra esperanza y nos recuerdan que lo esencial es invisible. A propos, ce matin, Laston a prononcé son premier mot: "Tata" (ce qui signifie "mon papa")…
Joyeux Noël depuis la brousse de Zambie!

Pierre Ruquoy, cicm
(Noviembre 2015)